Ciriaco
María Sancha y Hervás, Cardenal-Arzobispo de Toledo y Primado de
España, fue un pastor ejemplar que vivió con pasión su amor a Jesucristo
y la Iglesia; lo cual le hizo estar al servicio de los más
desfavorecidos y atento a los problemas más graves que acuciaban a la
Iglesia y la sociedad de su tiempo (1833-1909). «Hecho todo a todos con
ardiente celo de caridad. Vivió pobre, murió paupérrimo», reza de manera
muy elocuente su lápida sepulcral, en la catedral de Toledo. La
beatificación del cardenal Sancha (18 de octubre de 2009) representó un
momento de gracia para la Iglesia española, hispanoamericana y
universal. «Diligente e infatigable testigo de Cristo, padre de los
pobres y servidor de la unidad de la Iglesia», son los títulos con que
la misma Iglesia lo distinguió en ese día memorable.
Dado que el cardenal Sancha se destacó por su servicio a la unidad
eclesial y social hasta la extenuación –siempre desde una fidelidad sin
fisuras a la Santa Sede–, se nos plantea el reto de expresar, en cada
una de las páginas que conforman este portal, ese sentido de comunión y
vinculación con la Sede de Pedro; y estrechar en un abrazo fraterno a
las diócesis que don Ciriaco María pastoreó –y desde ellas abrir el
corazón a todas las iglesias de España e Hispanoamérica–, así como a las
familias religiosas que fundó o con las que mantuvo una relación muy
profunda.
Camino de su canonización, queremos mantener muy vivo el interés por su
persona, a fin de que sean muchos los beneficiados por su conocimiento,
ejemplo e intercesión. Deseamos convertirnos en instrumento eficaz que
reciba información y, a la vez, la brinde, para crecer en ese espíritu
de comunión y de servicio a los pobres que tanto distinguió al beato
Ciriaco María.
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